Prisionero de su olor tenue, de su sabor prematuro y su calor
universal.
Deportado a su foresta pubertad contrasta en millones de tonalidades
de verde que coquetean con la luz.
Sujetado por ataduras de saliva y miradas cómplices.
Retaliación de gestos amenos, condiciones de ajena complejidad.
Caída libre sobre su largo pelo, y pupilas negras, eternas, bellas.
Sitiado muy a lo lejos entro en ese océano, muy mojado muy salado.
Palabras tejidas por cuerdas bocales de seda, hilando mis pasos,
guiando jornadas sin detenimiento.
Dedos que construyen dos manos
complementarias van avanzando juntas, cómplices, progresivas.
Ideas de enorme horizonte.
Su fluidez me diluye, viaja conmigo a donde quiera que estoy, cada
lugar diferente los sentimientos crecen, se enaltecen se acrecientan.
Diálogos sensatos encaran las almas danzando sincronizadas.
Mi piedra angular, ancla de sentimientos.
Y no sabia como hacerlo para estar bien hasta implicarme con ella.
Amar alguien? sin tener miedos hay que hacerlo.
Ciertas cosas suceden y de
manera optimista no importando lo pasado hay estas.
Albergándome, mi encuentro cercano e incondicional.
Amor.
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