Un pirata solo bajo el sol
abrasador en una isla, un pirata aislado en su política del miedo, un pirata
cargado con oro y plata sin poder hacer nada con él, un pirata mas desaliñado
que nunca.
Un pirata sobrio con miles de
botellas vacías a sus pies, un alma del mar tocando tierra, un ladrón
convertido en héroe, un despiadado asesino orando a Dios.
Un infante de marina tirando sus
insignias, un héroe perdido en su guerra mental, un buen ciudadano caído en un
pantano de malas bestias, el maestro se volvió esclavo.
Un barco que se hunde antes de
zarpar, una bandera de calavera debajo de un sol deslumbrante, una trama
infernal que se acerca a la costa, una turba de animales persiguiéndose unos a
otros, sodomizar, abusar, emborrachándose.
Una brújula rota en el fondo del
océano, desconocido un esqueleto en la orilla de la playa, arena, rojo, teñido,
piedras afiladas por la madrugada.
De verdugo a cautivo de portar la
campana a caer en un calabozo sin fondo.
Un pirata solitario colgado en la
tarima de Ejecución en el Támesis y aunque muchos otros también a su lado el
parece estar solo, mas inmóvil que los otros, la ropa sucia se lava en la
sangre, las ratas al pie del poste de madera que lo sostiene, gente mirando.
¿Quién es el bastardo al frente?
Una brisa fría pasa acompañado de
una llovizna suave y brisa salada a plena carga de la muerte, y saber quién era
este personaje estigmatizado que llevó el mar furioso como su rey, un barco
incendiado como su casa y nadie como su familia.
Varias veces mutilado, infinitamente
tatuado, etiquetado por el sol y la sal,
inmune al hambre y la adicción al alcohol, un rostro muy cansado, salitre y
cicatrices.
Un pirata solitario ahorcado se
levanta entre muchos otros en un bosque de miedo.
Un pirata.
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